Durante la crisis económica, muchas empresas se han visto en una situación de suspensión de pagos, por problemas financieros en la compañía.
Hay diferentes términos relacionados con las dificultades de las empresas:
En general, todos ellos tienen que ver con la falta de liquidez de las empresas y las deudas con acreedores y proveedores, producidas por los impagos.
Diferencia entre quiebra y suspensión de pagos: La quiebra es definitiva, mientras que una suspensión de pagos es una situación temporal. La diferencia entre suspensión de pagos y quiebra es que, en este caso, el deudor tiene suficientes activos para hacer frente a sus deudas, pero sus activos no son lo suficientemente líquidos.
Suspensión de pagos
La suspensión de pagos es una situación que se produce cuando una empresa no puede hacer frente a sus deudas, por falta de liquidez. El momento en el que una empresa tiene muchas deudas, pero no tiene liquidez para asumirlas, se encuentra en una situación de suspensión de pagos. Una vez se produce esta situación, se procede al llamado concurso de acreedores.
Concurso de acreedores
El concurso de acreedores es una figura jurídica a la que se acogen las empresas cuando no pueden hacer frente a las deudas, para llegar a un acuerdo entre el acreedor y el deudor sobre el modo de pagar la deuda contraída. El proceso concursal permite congelar el pago de las deudas y los expertos se encargan de evaluar si son dificultades financieras pasajeras o no.
El concurso de acreedores es el procedimiento legal que se produce cuando una persona física o jurídica no puede hacer frente a la totalidad de los pagos que adeuda. Esta situación abarca la suspensión de pagos y la quiebra.
Este procedimiento se creó con el fin de paliar los efectos de la insolvencia y que la máxima cantidad de acreedores puedan cobrar lo máximo posible.
Por tanto, la suspensión de pagos es el proceso inmediatamente anterior a un concurso de acreedores. No significa que la empresa desaparezca, sino que es un mecanismo que se pone en marcha para procurar que la actividad de la empresa continúe, por lo que tomar esta medida a tiempo es fundamental para incrementar las posibilidades de supervivencia de la empresa.
El principal objeto de la nueva ley Concursal es el salvaguardar los intereses de los acreedores, por lo que es de gran interés para trabajadores, bancos, plantilla de personal y proveedores, aunque uno de los principales objetivos de ésta nueva ley también es velar por la supervivencia de la empresa y la continuidad laboral de su plantilla.
Los trabajadores de una empresa que haya iniciado un proceso concursal por una suspensión de pagos, seguirán cobrando sus sueldos hasta que se resuelva la situación. Aunque las deudas no se abonen, los salarios de los empleados no se dejan de pagar, y si la empresa no cuenta con fondos disponibles, se suele recurrir al Fondo de Garantía Salarial.
Una vez la empresa ha iniciado un concurso de acreedores voluntario, los gestores seguirán llevando la gestión de la actividad empresarial, pero sus decisiones podrán ser vetadas por un juez, o por el/los que el juez haya nombrado Administrador/es concursal/es. La función principal del Administrador Concursal, es la identificar el patrimonio de las compañías y velar por él. A continuación, ponen en marcha una serie de acciones para procurar salvar la empresa. Entre ellas se comprueba que no haya habido fraude, se venden activos, fijar convenio, liquidar la compañía, etc.